by
Inés Praga-Terente.
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Traducción de Pura López Colomé
Madrid: Visor, 2012.
159 págs. ISBN: 9788498957990
Puede afirmarse que una nueva publicación de Seamus Heaney − bien sea un libro de poesía, una traducción o un estudio crítico − levanta una gran expectativa, acorde con su inmensa talla como poeta y figura intelectual. Pero quizá el último poemario, Human Chain (London: Faber and Faber, 2010) se esperaba si cabe con mayor ahínco, dado que era su primera aparición literaria tras el infarto que sufrió en 2006. En un autor que, en su discurso de recepción del premio Nobel definió la poesía y la vida como “a journey into the wideness of language, a journey where each point of arrival − whether in one’s poetry or one’s life − turned out to be a stepping stone rather than a destination” (1995) no cabe duda que la enfermedad ha sido una stepping stone transcendental y así lo refleja el libro que aquí reseñamos. La traducción de Colección Visor Cadena Humana (2012) ofrece la versión bilingüe en inglés y en español y ya desde el comienzo se echa de menos un prólogo o introducción − siquiera breve − al texto y al autor. La poesía de Heaney requiere numerosas claves para que el lector la comprenda y la disfrute en su plenitud y llama la atención que, aparte de la ausencia de un prólogo, no haya ni una sola nota de la traductora en las páginas del libro.
Cabría preguntarse si una autor de tanta complejidad como Heaney “resiste” la traducción al castellano. Es bien sabido que la traducción de poesía constituye uno de los mayores retos a los que puede enfrentarse esta disciplina y hay voces que niegan la posibilidad de llevarla a cabo satisfactoriamente. Los adeptos deltraduttore / traditore ven en la poesía la frontera infranqueable del transvase lingüístico, ante lo que no cabe otra contra-argumentación que las numerosas muestras que existen de buena, incluso excelsa, traducción poética. Suele afirmarse que sólo un poeta puede traducir a otro, descartando de este modo algunos grandes conocedores del oficio de la traducción que, sin embargo, no poseen el don poético. En el caso que nos ocupa, esta condición se cumple fielmente en la figura de la traductora, Pura López Colomé, ella misma poetisa reconocida y galardonada en México, país en el que nació y reside. Y pese a ello, el resultado de su labor dista de ser satisfactorio por algunas razones que a continuación vamos a exponer.
Entre la gran proliferación de teorías y fórmulas traductoras hay dos aseveraciones fundamentales: en primer lugar que una traducción no es un texto subsidiario y secundario del original sino que debe equipararse con este en importancia y exigencia artística. En segundo lugar que, en relación con el original, la traducción debe lograr una equivalencia de efectos en base a los recursos de la lengua de llegada, si bien se reconozca como inevitable alguna pérdida de recursos lingüísticos y rítmicos. La acentuada individualidad de la obra literaria rechaza cualquier tipo de sistematización traductora y únicamente tras la comprensión, valoración e interpretación de los elementos que constituyen su esencia artística, su modo de ser, puede establecerse el tratamiento que la obra requiere para ser traducida. Y la recreación de este modo de ser en otra lengua exige una plena compresión, no sólo de la letra, sino también del espíritu del original, al que hay que situar obligatoriamente dentro de la trayectoria del autor/a y de la tradición/es en que esta se inserta.
Human Chain gira, como su título indica, en torno a la cadena de la vida, cifrada en las personas, los hechos y los objetos que nos acompañan en el camino hacia la muerte. Es la cadena de las distintas etapas vitales que van pasando de mano en mano, de generación en generación, y que de esta forma hacen posible recorrer el camino, llegar al final y tomar el relevo tras el mismo. El eje del poemario es sin duda la enfermedad, que actúa como bisagra entre la vida y la muerte a favor de la primera como ya nos anuncia el jubiloso poema inicial “Had I not Been Awake”; a partir de ahí el libro recupera y amplía los temas que ya son recurrentes en la trayectoria heaneyana: el recuerdo emocionado de los padres, el mundo rural y los días de infancia, las elegías a seres queridos, los ecos de la violencia de los disturbios y, por encima de todo, la celebración de la vida como una victoria sobre la enfermedad y la muerte.
El código poético de Heaney, polifónico y denso, se adapta fielmente a ese universo. Estan aquí más fuertes que nunca sus raíces, ese ancla vigorosa que tiene el poeta en determinados paisajes y paisanajes, “The Baler”, “Eelworks”, “Slack”, “A Herbal” (I had my existence. I was there. / Me in place and place in me”) y en la fisicalidad aún viva del mundo de la infancia: “The Conway Steward”, “Hermit Songs”; también destaca en el volumen la alianza extraordinaria de la memoria − el recuerdo de los padres en “Album”, “Uncoupled” − con la pérdida: las elegías a algunos amigos y el conmovido poema en memoria de David Hammond, “The Door Was Open and the House Was Dark”, uno de los mejores del volumen y el que expresa con más fuerza el doloroso vacío. Pero sin duda el mayor logro es el difícil equilibro entre la conciencia del deterioro y la mayor cercanía de la muerte (“The Butts”, “In the Attic”), con esa celebración de la vida e incluso de la enfermedad compartida en “Chanson d’aventure” o “Human Chain”. Un poema como “Miracle” recupera y refuerza la capacidad del poeta ante la maravilla, “to credit marvels”, como ya proclamó en Seeing Things (1991), y la profunda gratitud hacia “the ones who have known him all along”. Pero a esa sólida presencia de amor y compañía se opone la sensación de ausencia, aquí tan abundante porque no en vano la cadena de la vida va perdiendo eslabones. Ante esto el poeta se refugia en los sonidos del mundo natural, retorna al tiempo lento del universo artesanal que él conoció y que parece haber sobrevivido a la globalización y al Tigre Celta; se refugia en los recuerdos y en las muchas lecturas que, una vez más, se cruzan con sus raíces. De este modo Human Chain posee muchos registros, reproduce muchas voces que el lenguaje poético inmortaliza en ese prodigio heaneyano de “world becoming word”.
No cabe duda que la traducción se encuentra en este volumen con retos muy variados y por ello su primer cometido debe ser detectar y diferenciar el modo de ser de cada poema como afirmábamos anteriormente. La dificultad varía de uno a otro, abarcando desde el malabarismo fónico hasta la importancia de un simple adverbio para el significado del poema. Al primer grupo pertenece el corpus de poemas que se deleitan en la función lúdica del lenguaje, de gran sonoridad y complacencia onomatopéyica y de los que “Slack”, “An Old Refrain” y “Derry Derry Down” son buenos ejemplos, entre otros. Versos y estrofas donde la palabra tiene ante todo textura, color, energía, porque no olvidemos que Heaney afirma que el secreto para llegar a ser poeta − irlandés o no − estriba en saber extraer la energía de las palabras. Sonido y forma acoplados, suficientes en sí mismos como vemos en “Slack”:
The sound it made
more to me
than any allegory.
Slack schlock,
Scuttle scuffle.
Shak-shak.
El sonido que producía
más que una alegoría
era para mí.
Hulla, uy, ya
Va y vaya, va ya,
No en balde, balde.
Vemos que la traducción busca cierto sentido en el juego de palabras y fuerza este innecesariamente, porque en muchas ocasiones se trata del puro valor del sonido y sus efectos onomatopéyicos. Otra de las claves para abordar este tipo de poemas es conocer sus conexiones con las “Folk Songs” y otras tradiciones literarias. Por ejemplo en “An Old Refrain” son evidentes sus alusiones a la leyenda de Robin Hood y su indumentaria “of Lincoln Green”, o los ecos de las nonsense words de algunas canciones isabelinas como “hey nonny no”; a ello se suma, como elemento fundamental, el intenso sense of placeque recorre el poema: “Robin-run-the-edge” es la denominación de una planta en un lugar, Wood Road, y un tiempo concretos que deben aparecer como tales en la traducción, acompañados de cuantas notas aclaratorias se necesiten. Vemos que la versión en castellano omite el nombre de lugar entre otras imprecisiones:
Robin-run-the-hedge
We called the vetch −
A fading straggle
Of Lincoln green
English stichwork
Unravelling
With a hey-nonny-no
Along the Wood Road.
Sticky entangling
Berry and thread
Summering in
On the tousled verge.
Jacinto indescrito
−lo llamábamos “vicia” −
Un rezagarse pálido
De álsine inglés
Verde Lincoln
Deshilando
Cante y cante cantando
A lo largo del camino
veraneando.
Bayas e hilos
en pegajoso embrollo
Sobre el desgreñado filo.
Algo similar podría decirse de “Derry Derry Down”, que es el estribillo de una canción popular, “The Keeper”, y cuyo título original debería mantenerse en la traducción en vez de “Balada de Derry”. Del mismo modo deberían explicarse sus conexiones con otro poema anterior, “Blackberry Pricking”, que ya anunciaba la idea de fruta prohibida y otras claves. La traducción presenta una notable torpeza para los juegos de palabras cuya dificultad no obviamos pero que a veces ofrecen versiones absolutamente básicas como el ejemplo siguiente de “Eelworks” (el subrayado es nuestro):
That tree, saw it once
Struck by lighting… The bark
in his accent the ba-aak−
the bark came off it
Like a girl taking off her petticoat.
Ese árbol, que una vez vi partido
por un rayo… Esa corteza…
− en su acento inglés, qué corteza-
La corteza se le cayó
Como a una niña la enagua.
Pero las numerosas deficiencias de la traducción no se ciñen a este tipo de poemas, por otra parte de evidente dificultad. Mayor gravedad, a nuestro entender, revisten errores que podríamos denominar estructurales porque afectan a la esencia del libro, a ese espíritu de resurrección que lo recorre y que a veces depende de algo tan simple como el uso de un artículo o un adverbio. Tomemos como muestra el poema que abre el volumen “Had I Not Been Awake” y que reproducimos a continuación en inglés y castellano (el subrayado es nuestro):
Had I not been awake I would have missed it,
A wind that rose and whirled until the roof
Pattered with quick leaves off the sycamore
And got me up, the whole of me a-patter,
Alive and ticking like an electric fence:
Had I not been awake I would have missed it,
It came and went so unexpectedly
And almost it seemed dangerously,
Returning like an animal to the house,
courier blast that there and then
Lapsed ordinary. But not ever
After. And not now.
De no haber estado despierto, me lo habría perdido.
El viento se alzó y giró, haciendo resonar el techo
entre las hojas del sicomoro al vuelo,
Y me levantó en un resonar idéntico,
Vivo y pulsando, un alambrado eléctrico:
De no haber estado despierto, me lo habría perdido:
Llegó y se fue inesperadamente
Y diríase casi peligrosamente,
Como un animal camino a casa,
Una ráfaga mensajera en fuga,
pasó como si nada. Para nunca
Jamás volver. Y ahora menos.
El poema se refiere a un momento y un fenómeno concreto para el poeta, “a wind that rose and whirled”, que reactiva su cuerpo y mente aún convalecientes con una gran carga de momento presente, de agitación instantánea y fugaz. Nótese la mínima pero importante diferencia que introduce la traducción al cambiar el artículo de “a wind” por “el viento”, restándole individualidad a un viento determinado y transcendental para el poeta. Asimismo es crucial esa idea de “there and then” que el terceto final apostilla en cada verso con “ever” and “now”, tres tempos, tres cadenas de tiempo vital que la traducción no recoge. Y lo mismo sucede con el poema que da nombre al volumen, “Human Chain”, en sus versos finales (el subrayado es nuestro):
That quick unburdening backbreak’s truest payback,
Letting go which will not come again.
Or it will, once. And for all.
A ese rápido alivio, ganárselo a lomo partido,
Un soltar que no volverá jamás.
O sí, de una vez. Por todas, quizás.
Ese “quizás” con que acaba el poema es un añadido que desvirtúa notablemente el original, porque resta a este “letting go” y su alusión a la muerte su carácter irreversible y definitivo cuando se produzca: “Once. And for all.”
Otro de los registros más ricos del libro aparece cuando el poeta excava en el recuerdo de los padres con un sentimiento contenido y hondo. Si tomamos como ejemplo “Album”, vemos que el texto original diferencia con el uso de cursivas algunos versos, algo que no respeta la traducción ni en este poema ni en otros.
En la parte IV − por tomar un ejemplo − “Album” evoca la graduación del contacto físico entre padre-hijo, la dificultad del abrazo que al fin se logra y sus diversos tempos, pero en la traducción es de destacar la vulgaridad de algunas expresiones que restan emotividad − “la tercera es la vencida” − y la conversión, totalmente desacertada, del tiempo pasado en presente. Se pierde así el poder evocador pero además se desvía de la precisión con que Heaney gradúa el contacto físico con el padre. Veamos la diferencia:
Were I to have embraced him anywhere
It would have been on the riverbank
That summer before college, him in his prime,
Me at the time not thinking how he must
keep coming with me because I’d soon be leaving.
That should have been the first, but it didn’t happen.
The second did, at New Ferry one night
When he was very drunk and needed help
To do up trouser buttons. And the third
Was on the landing during his last week,
helping him to the bathroom, my right arm
Taking the webby weight of his underarm.
De haberlo abrazado en algún sitio,
Habría sido a las márgenes del río
Aquel verano preuniversitario, él en la flor.
Yo por entonces sin pensar cómo le haría
Para seguir conmigo, porque pronto partiría.
Esa habría sido la primera vez, pero no se dio.
La segunda, sí, en New Ferry una noche
Estaba tan borracho que solo no podía
Abotonarse el pantalón. La tercera es la vencida:
En el descanso de la escalera, su última semana,
Al ayudarlo a ir al baño, levantando todo su peso
Por la maraña en la axila, con el brazo derecho.
Y nótese asimismo la omisión de ese posesivo, “his last week”, esencial para la emotividad del recuerdo.
La misma imprecisión y falta de sensibilidad encontramos en poemas similares como “Uncoupled” y “Butts”, e incluso se producen adiciones que no existen en el original. Como ya apuntamos al comienzo, la total ausencia de notas es uno de los puntos más negativos del trabajo de Pura López Colomé. El lector hispanohablante se enfrenta a una complejidad de fuentes y referencias literarias (otra acepción de Human Chains) que a veces hace imposible la comprensión de algunos poemas. Tal es el caso de los paralelismos con la Eneida de Virgilio, frecuentes en el poemario pero sobre todo en “Route 110”, poema de gran complejidad con numerosas alusiones a hechos y personajes reales de los disturbios que pesan en el recuerdo y que ya aparecieron en poemas anteriores como por ejemplo “Casualty” (1979). También exigirían una explicación al lector las expresiones en latín, la influencia del verso anglosajón con su incidencia aliterativa (awake, would, wind, whirled, en el primer poema del libro y otros), sin olvidar la riqueza y dificultad de la mitología y cultura irlandesas que subyacen a poemas como “Sweeney Out-Takes” o “Colum Cille Cecinit”. Es conocida la profusión de citas de otras lenguas y otras culturas que Heaney utiliza y que forman parte de su universo poético e intelectual. Por ello resulta inaceptable que no se ofrezca ninguna explicación sobre términos como “seanchas” y “dinnsheanchas” (“Loughanure”), “cathach” (“Hermit Songs”) y que también en este último poema se traduzca “The Dun Cow Scribe” como “el escriba del libro de la Vaca Café” (!).
No podemos finalizar sin hacer alusión a las formas métricas de Human Chain y a sus recursos rítmicos. La forma más frecuente son cuatro estrofas de tres versos, una especie de “soneto heaneyano” con una gran carga expresiva como bloque poético. En otras ocasiones el verso se adelgaza o se amplía y la traducción se afana en mantener la estructura métrica del original con resultados irregulares. Debe señalarse el excesivo celo por mantener e incluso insertar rima donde no existe en el original, recurso artificioso que devalúa sensiblemente la traducción. En nuestra opinión lo importante es el ritmo y para ello deben explorarse los recursos de la lengua de llegada y lograr armonía y agilidad, algo que contrasta con el torpe encabalgamiento de los versos en ocasiones.
Una última observación sobre los americanismos que abundan en la traducción y que sin duda pertenecen al ámbito hispanoparlante de la traductora. Nos sorprende la traducción de “waitress” por “mesera” (“Album”), “kite” por “papalote” en el poema final, “A Kite for Aibhín”, lleno de esperanza y dedicado a su nieto, o “scholars” por “educandos” (“Hermit Songs”).
En cualquier caso, es imposible recoger aquí el cúmulo de errores, imprecisiones y torpezas de esta traducción. Cadena humana es un testimonio de la poesía como consolación ante la vida y como registro de sus pesares y sus milagros, alerta al pálpito de la existencia en sus múltiples estratos sin olvidar en ningún momento el eslabón final de la muerte. Poesía conmovida y profunda, que cava en el pasado con una encomiable distancia emocional, la misma que proyecta sobre las inquietantes sombras del futuro.
Todo esto, lógicamente, no puede expresarse en castellano solo con la ayuda de un diccionario. Un buen traductor sabe que el lenguaje poético va mucho más allá de las palabras y que la mera traducción (en la mayor parte de los casos literal) de estas no es una buena traducción. De este modo en Cadena Humana la voz de Heaney pierde sutileza, emoción, energía, y no podemos achacar esto a la falta de recursos lingüísticos en nuestra lengua sino a falta de destreza de la traductora. Heaney exige penetrar no sólo en su lenguaje, sino también en su universo y ofrecer ambos al lector.
Flaco servicio hace Visor a la gran poesía en general, y a la de Heaney en particular, con este tipo de traducciones que, no se olvide, son responsables del conocimiento − o desconocimiento en este caso − de un gran poeta por parte de los lectores hispanohablantes. Con ello se demuestra una vez más la poca importancia que se concede a la traducción en España y, en consecuencia, la falta de rigor y calidad que tan frecuentemente la preside.